Monday, May 25, 2015

Bailando con los Aztecas

Hoy bailo con los Aztecas en una danza que no es mía, pero que me invita a moverme. Mientras las figuras se deslizan por la pista de baile huelo la salvia, que perfuma e inunda mi alma. Mi cuerpo se quiere liberar, de la misma forma que estos otros cuerpos que me acompañan también  quieren hacerlo.  El ruido de los tambores me inunda y no me importa. Esta no es mi danza pero lo es. Una invitación extendida me permite entrar en el círculo y aprender un baile que no es mío pero que lo es.
Y ¿qué importa si no he nacido Azteca, Tolteca o Moteca? Agradezco la invitación con el único pago que los humanos tienen, la sonrisa. Y acepto humildemente que me acaban de incluir.

Hoy he perdido la cartera y posiblemente más de ocho autobuses, pero a cambio he ganado un universo de experiencias. He encontrado gente dispuesta a compartir. Nunca sentí que cupiese en ningún sitio y ahora entiendo que no soy la única, y que a veces estamos solos porque no podemos estar con nadie más, hasta que sanamos.

Antes de que termine esta danza habré salido del edificio y me habré sumergido en un autobús lleno de soledad, pero los aztecas todavía bailarán conmigo.

Gloria Trujillo
25 de  mayo del 2015

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